12/04/2009

SUSURROS DE UNA ALMOHADA


Me hallé tantas veces malgastada en unas manos sin alma, sin ansias, hastías, vacías, cansadas , aburridas…que ni siquiera mi sangre hacia el intento de no enfriarse, helarse, aterirse… dando como resignado el calor para otros, para otras caras, para otros cuerpos, para otras manos, para otras que no fueran las mías.
Y En la mudez de la noche donde los nombres se ocultan, se  velan, se esconden, se tapan, se cubren, donde los cuerpos se pierden entre el sudor de las ansias y el olor que envuelve el sabor de su boca, se alzan en mi los recuerdos de esa calma, de esa bonanza, de esa paz, del reposo de mi alma. Tanto que me hace añorar el sonido que forjaban sus favores en el colchón humedecido de la pasión derramada en el baile de dos cuerpos desnudos.
Y me veía disipándome, perdiéndome, dilapidándome en mis abismos para al instante, al minuto, al segundo, a la milésima que dura un suspiro hallarme entre las sabanas descubriendo el verdadero nombre de la pasión, del calor, del sofoco y a la vez de la ternura, de las caricias perdidas entre la piel y la camisa, de las fantasías encontradas por una manos curiosas, espías, indagadoras…oyendo mis propios gemidos estrellarse contra la almohada, la cual siempre se mantiene quieta, fiel, inmóvil esperando que mi boca deje salir el efecto que producía tenerle en mi interior, sentir como poseía mis mas intimas fantasías, donde mi cuerpo se hacia esclavo, siervo, entregado a esa pasión que hacia que vibrara hasta el mas recóndito escondite de mi cuerpo…
Y me vienen a la mente los susurros que derramabas en mi oído, tan despacio, tan suave…
Tal vez el recuerdo hace que mi mente se agarre a los sueños de una noche que a veces no se si existió o simplemente fue una fantasía creada por mi mente.


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