2/07/2010

Reflejos


Sofía se bajó perezosamente del coche mirando la entrada de la casa. Había sido una larga jornada de trabajo, y estaba a la espera de que algo nuevo le sorprendiera, o quizás que por una noche nada le sorprendiera.
Sacó sus llaves del bolso y se quedó parada unos minutos junto a la puerta, intentando escuchar algo tras ella. Nada llegaba a sus oídos. No hay nadie, pensó… Mejor, no hay nadie. Entraré directa al baño y me ducharé, cenaré y me acostaré. Hoy me dolerá la cabeza. Sí, hoy tendré un terrible dolor de cabeza.
 Metió la llave y dando dos leves vueltas en la cerradura, la puerta se abrió… Algo parecía fuera de lo común, todo estaba demasiado silencioso ¿Donde estará éste? ¿Estará otra vez con sus amigotes? ¿Amigotes o amiguitas? No, no. Él no tiene amiguitas, ni siquiera es capaz de… bueno, da igual, pensó mientras se dirigia al baño.
Soltó sus zapatos en la puerta de la habitación y cogió la bata que siempre colgaba en el perchero de madera que su prima le habia regalado en uno de sus cumpleaños.
Ya está la bañera llena. Genial. Me daré un gran baño. Me lo merezco… Dónde coño se habrá metido éste. Son las diez. Él siempre esta aquí a esta hora.
Cogió el móvil y lo llamó…
¿Pero por qué no coge el móvil?¿Dónde está? Volvió a marcar por segunda vez, hasta una tercera, pero no había manera. Empezaba a sentirse cabreada... o quizás no era cabreo…
Ya estoy preocupada ¿donde está éste? Cuando venga se va a cagar, joder, mira que es fácil coger el móvil…
Decidió no bañarse y se sentó en el sofá de la entrada a esperarlo llegar. Estaba bastante preocupada, eran las tres de la mañana. Eso ya no era normal.
 Volvió a marcar el número por enésima vez y le saltaba el buzón… Apagado. Está apagado, ha apagado el teléfono. Será cabrón.
Se metió en la cama refunfuñando. Le parecía increíble la hora que era y que aun no hubiera vuelto. Intentaba dormir una y otra vez, apretaba sus ojos para que el sueño le llegara. Apretaba su cara con la almohada una y otra vez, sin solución. Ojeaba una vez mas el reloj. Eran las siete de la mañana.
 Dios, las siete. Pero este tío dónde está. No, esto no es normal, no es normal, no…

Continuará…


creado por: Susana Mejorada
Editado por: Guillermo Fernández

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