Entre el café y las
tostadas se evaden,
Tímidas, retraídas, algo
temerosas;
Unos vistazos de
reojo que se disuelven
En dos cucharadas de
un dulce azúcar.
Las manos se cruzan
sin saber qué hacen,
Un bizcocho colmado de
una noche pausada
Con la ternura que se
pierde entre el gluten
Y cubierto con la dulzura del azúcar
glaseada.
Tras aquellas servilletas
de blancos encajes
Se evaden, cobardes, las
más ocultas palabras
Por un adiós tirado
por las vacías calles
Y entre susurros un
cálido hasta mañana.
Ambos pasean,
callejean alejándose
Sin apenas mediar ni
la más absurda palabra
En sus ojos unas
esperanzas se pierden
En su boca, una
ultima mirada.
martes, 02 de marzo
de 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario