4/30/2010

EL TIEMPO...


El tiempo pasa sin a veces darnos espacio a reparar lo que hemos vivido, lo que perdemos, lo que dejamos en el camino, sin pensar que en algún momento de la vida lo podamos echar en falta.
 El tiempo, caballero destructor de todo lo conocido, con su veloz pero pausado galopar nos muestras en su gélida pantalla lo que podíamos haber sido, lo que podríamos haber conseguido, lo feliz o triste que somos por tomar una decisión en un momento determinado.
 A su paso se nos queda tantas preguntas en las burbujas de jabón que esperamos  explote por el miedo a la respuesta y con su estallido se disipe entres las nubes de algodón que nos creamos de una vida imaginaria, sin lágrimas, con palabras casi incoherente, con frases de telenovelas, con amores apasionados que dan la vida en el momento que su amada se lo pide.
Ese tiempo que nos hace madurar en sentimientos, en actos, en pensamientos y a la vez nos convierte en dos segundos en adolescentes atontaos que no sabe que camino debe tomar para no sentirse un poco mas absurdamente perdido que siempre, ese tiempo que se nos revuelve al paso de un olor familiar, unido a un recuerdo de un lugar, una mirada, unas risas, mil y una cosas que nos aferramos para pensar que el tiempo pasado fue mejor, mas hermoso, mas limpio…
El tiempo con sus momentos inolvidables, con sus olvidos provocados, con sus provocaciones de olvidos, ese tiempo que nos hace gritar con voz sorda hacia un muro de piedra que tiempo pasado nunca fue mejor, solo vivido. Vivido sin pensar lo ocurrido, posiblemente por el disfrute del momento, levantándonos hasta el cielo y dejándonos caer en dos segundos, sin darnos cuenta que las caídas de la cama duele el golpe dos minutos tal vez cinco pero la caída de las nubes rompe el alma, ese alma que a veces esta tan magullada que no encontramos rincón en su delicada pero firme piel para poner una tirita mas.
Aun así cada años, celebramos su paso, brindando para que el próximo este a nuestro la lado las personas que apreciamos, sin importarnos sin ese paso al futuro llegará o quizás se quede en el camino, en el proyecto de ser un lienzo a medio pintar, pero desde nuestro interior deseamos que el próximo año siempre sea mejor o al menos igual, y sacamos la frase del bolsillo como si de un muletilla de una cantinela se tratase, virgencita que me quede como estoy.
A pesar de todo sigo gritando a ese reloj imaginario cada momento de felicidad, cada momento de tristeza, cada minuto de mi vida que crea, piense o intuya que pueda aportar algo a esta vida que  a veces es tan maravillosa y otras tan cruel, aunque si me paro a pensar, como valoriamos los momentos buenos si no hubiera otros peores para compararlos.
 

Susana Mejorada López.

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