El día que nació supe
que su alma se unió a la mía con tanta fuerza que jamas se podría
separar, por mucho camino que andase, por muchos años que pasasen,
por muchos tantos y cuantos...
El día que nació
comprendí que el tiempo nos daría la oportunidad de conocernos, de
no reconocernos, de volvernos a conocer, de encontrarnos, de parecer
que se nos perdía el camino, de descubrir que ese camino nunca se
había perdido.
El día que nació, supe
que no valían las escusas, que la perdida de fuerzas no existían en
mi vocabulario, que mis manos siempre tenían que ser las que
sujetaran, la que acariciaran, la que calmaran, las que animaran.
El día que nació, mi
corazón de hizo mas grande, mas amplio, mas desmesurado. Para
albergar mil sensaciones nuevas, mas fuertes, mas excitantes.. amor,
amor puro... miedo, emoción, incertidumbre, paz, intranquilidad,
serenidad, …. emociones que a cada golpe produce una capa de
fortaleza.
El día que nació
comprendí que significaba dar tu vida por alguien, ese alguien que
observo mientras duerme, llevo años observando mientras duerme,
implorando a lo mas alto que la proteja, que la ayude para que
encuentre la felicidad, que tenga la suerte de disfrutar del sol que
nos da calor, que sepa valorar el frescor de una brisa de media
tarde, que aprenda a bailar sin sentido, a cantar con letras
inventadas, a dormir a piernas suelta...
El día que nació, supe a
ciencia cierta, que mi vida se completo.
Susana Mejorada López
24-5-2015
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